Intimidad con Dios
¿Alguna vez tuviste la oportunidad de tener intimidad con Dios?
Hay gente que cree que debe estar en estado de shock o éxtasis para tener intimidad con El. Otros creen que se trata de ver ángeles o ser llevado al cielo para recién conocerlo.
Conocer a Dios es lo mas maravilloso, sagrado y pleno que me ha pasado. Debes pasar por eso para poder entenderlo… y si no has experimentado deberías creer que es posible!
Quien haya conocido a Dios en la intimidad, sabe de lo que estoy hablando. Quien no lo haya experimentado aún, no sabe lo que se esta perdiendo!
Una gran promesa que tenemos para tener intimidad con Dios esta en que “El no puede negarse a si mismo”
(no se que es lo que nos hace pensar que Dios no nos quiere cerca)
Así que partir de esto, debes querer desearlo tu también!
No hay peor cosa que el amor no correspondido…
Sabemos que Jesús nos ama, al menos lo hemos oído alguna vez, pero también debe estar en nosotros amarlo, así como nadie tiene intimidad con quien no quiere, así tampoco Dios puede tener intimidad si tu no quieres. Sería una violación si tu no quieres intimar, y Jesús no violó a nadie ni forzó jamás a nadie a quererlo amar… Pero puede seducirte de tal manera que termines enamorándote de El.
Amar debe ser recíproco. Amar es una decisión personal.
Algunos se preguntan si es esto posible… ¿?
Claro que si!!! Sino, no hubiera habido mártires en la historia cristiana. ¿Porque crees que morían por la causa de Cristo?
Estaban absolutamente enamorados, llenos y embriagados de amor a Jesús, de tal manera que si vivieron para El, también morirían por El! Hasta hoy.
Jesús, sinónimo de amor, locura y pasión. Es más que una historia mística, más que una Biblia o una religión, más que un lavado de cerebro evangelista. EL es AMOR. (1 Juan 4:8)
Hay que conocer a Dios para enamorarse,
Hay que desearlo para intimar con El,
Hay que buscarlo para hallarle.
Cantares 3:1 al 5 habla de una mujer enamorada, que no descansa por saber donde esta Su Amado (Jesús)
“Por las noches busqué en mi lecho al que ama mi alma;
Lo busqué, y no lo hallé.
Y dije: Me levantaré ahora, y rodearé por la ciudad;
Por las calles y por las plazas
Buscaré al que ama mi alma;
Lo busqué, y no lo hallé.
Me hallaron los guardas que rondan la ciudad,
Y les dije: ¿Habéis visto al que ama mi alma?
Apenas hube pasado de ellos un poco,
Hallé luego al que ama mi alma;
Lo así, y no lo dejé,
Hasta que lo metí en casa de mi madre,
Y en la cámara de la que me dio a luz.
Yo os conjuro, oh doncellas de Jerusalén,
Por los corzos y por las ciervas del campo,
Que no despertéis ni hagáis velar al amor,
Hasta que quiera.”
Dice que lo buscó tanto, que después de encontrarlo, lo agarró y no lo soltó, lo metió en la habitación.
Así es como se busca lo que se desea de verdad! Pero nosotros vagamente llegamos a querer quererlo!
Todo lo que pasa por mi mente es encantarlo, todo lo que pienso durante el día es en hablarle con profundidad, cosas que nadie mas sabe, ni me animo a decirlas a nadie mas.
En mi intimidad con Dios le digo cosas que si le dijera a mi propio esposo se molestaría. Pero Jesús entiende y calla, escucha. Le hablo en voz alta, consiente que está ahí mirándome, lo visualizo, veo como atiende, veo como me mira, amándome como ninguno. Tal es el amor que tiene conmigo! Tal sinceridad aprecia El de mi!
“Jehová está en medio de ti, poderoso, él salvará; se gozará sobre ti con alegría, callará de amor, se regocijará sobre ti con cánticos”. Sofonias 3:17
Sé cuanto se aburre El, de palabras que han salido de mi boca, tales como:
“oh… Padre del cielo… oh, Señor de señores… oh, Dios, altísimo, pido que me ayudes, por tu maravillosa grande y temible grandeza…bla bla…!”
Mucho abarcas, poco aprietas.
Dios es sencillo, por eso le hablo sencillamente lo que esta muy dentro de mi, sin palabras huecas, ni grandes elocuencias… simplemente yo, simplemente El. Nadie más, ni nada de más.
La consecuencia de esta sincera, espontánea y humilde intimidad es saber quien soy yo y quien es El.
Para todo el mundo es así de sencillo, es tan fácil acceder a Dios que nadie lo puede creer!, literalmente.
Es tiempo de cerrar la puerta, es tiempo de intimidad con Dios.