Aseo personal

Aseo personal

 Hay un tema que poco se le dá importancia, pues es como “obvio” pero en realidad hay gran parte de nuestras mentes y actitudes por cambiar para mejorar y una de ellas es el aseo personal y del hogar.

Es realmente incómodo vivir en la suciedad, y lamentablemente hay gente que no le importa, aún cristianos! Es vergonzoso…! Debemos oler a Cristo.

Se puede decir que soy algo recta con respecto a la suciedad…  No cabe en la cabeza de ningún cristiano maduro ser o estar “mugriento”

El mismo tiempo que uno se toma para comer, para trabajar, para hacer otras cosas, también se debe dar en el aseo personal.

Un hábito de aseo, a la misma hora todos los dias, nos beneficia no sólo a nosotros mismos sino a los que nos rodean.

¿te gusta que tu esposa te espere con olor rico… el cabello peinado… y en un estado que no diga: “trabajé como burra todo el dia”? pues claro que sí!

¿te gusta que tu esposo, esté perfumado, rasurado… cabalmente vestido, que su aspecto no diga: “estuve en el taller todo el dia?

Aunque así sea, es bueno que al llegar a casa, cada miembro de la familia sea aseado antes de la cena…

Algunos que tienen por costumbre bañarse a la mañana, tratar de conservar el olor a rico que se pierde durante el dia…

Es tan desagradable ver a gente que no le importa si tiene las uñas cortadas, los dientes cepillados, un caramelo para el aliento… o el pelo peinado, los pies con talco, desodorante, medias limpias, ropa en buen estado… todo lo que hace a una persona decente y de buen gusto.

No digo que te acicales frente al espejo tres horas… y te olvides de lo demás. Hay personas que no salen del frente del espejo, sobretodo las chicas solteras que tienen más tiempo para todo… digo, que haya una moderación de limpieza y tiempo para lo personal.

A los demás les debe dar gusto estar contigo, no sólo porque profeses a Cristo, sino por que lo demuestras en toda tu forma de ser.

 

Salmo 51:10 Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, Y renueva un espíritu recto dentro de mí.

Hebreos 10:22 acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura.

 

Si estamos dispuestos a que Dios crea en nosotros un corazón limpio, necesitamos empezar a ser limpios en todo el cuerpo también.

Espero que este tema les sea de importancia dentro de todo lo que es para ayudarles a recordar que no sólo somos espíritu, sino que vivimos en un cuerpo, templo del Espíritu Santo, que debe ser mantenido.

Dios les bendiga!