Dios no ha cambiado
Por Billy Graham
Crisis es una palabra trillada. Significa cambio, transición. El diccionario dice que significa un cambio decisivo.
Pero con todos los cambios que están teniendo lugar en nuestro, algunas cosas no has cambiado. Algunas siguen todavía igual. La Biblia dice: «Y esta frase: Aún una vez, indica la remoción de las cosas movibles, como cosas hechas, para que queden las inconmovibles.»
Tengo eso en cuenta en cada país que visitamos, y hasta ahora hemos estado en más de ochenta países predicando el evangelio. Cada vez que me levanto a predicar el evangelio, sé que ciertas cosas no han cambiado.
En primer lugar, no ha cambiado la naturaleza de Dios. Dios todavía es soberano. El diablo sólo puede hacer lo que Dios le permite. Hay un misterio de desobediencia, un misterio de iniquidad que no comprendemos totalmente y que no entenderemos plenamente hasta que estemos delante de Dios. El dijo: «Porque yo Jehová no cambio.» La Biblia dice: «Dios no es hombre para que mienta, ni hijo de hombre para que [cambie].» No hay «mudanza, ni sombra de variación» en Dios, dijo Santiago.
Dios es inmutable en su santidad y en su exigencia de santidad e integridad en nuestra vida. «Santo, santo, santo es el Señor Dios Todopoderoso, el que es, y el que ha de venir.»
Dios es inmutable en el juicio. El Señor juzgará toda la tierra. «Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí , hacedores de maldad.»
Dios lee el corazón. Jesús dijo: «Mas yo os digo que de toda palabra ociosa que hablan los hombres de ella darán cuenta en el día del juicio.» Considere eso.
Dios es inmutable en su amor. «Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.»
Piense en eso. Cristo murió por nosotros mientras éramos pecadores: «Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado.»
Dios es amor; El es inmutable en su amor. Dios dio a su Hijo por nosotros en la cruz y lo resucitó de entre los muertos.
En segundo lugar, no sólo no ha cambiado la naturaleza de Dios, sino que no ha cambiado la Palabra de Dios. En los primeros años de mi vida tuve algunas dudas sobre la Palabra, pero una noche de 1949 me arrodillé ante un tocón en los bosques cercanos a Forest Home, California, Estados Unidos. Abrí mi Biblia y dije: «Oh Dios, hay muchas cosas en este libro que no entiendo, pero lo acepto mediante la fe como tu Palabra infalible desde Génesis hasta Apocalipsis.» Resolví eso, y desde aquel momento en adelante no he tenido nunca ni una sola duda de que esta es la Palabra de Dios. Así que cuando cito la Biblia, cuando la predico, sé qué estoy predicando la verdad de Dios.
Eso le da autoridad al ministerio de uno. No está basado en lo que alguien dice sobre la Biblia. No está basado en algún libro que yo haya leído. Está basado en la fe en Dios. Nadie puede cambiar eso.
En tercer lugar, la naturaleza humana no ha cambiado. Jeremías dijo: «Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?»
La gente trata de descubrir qué pasa con la raza humana. ¿Qué pasa con las pandillas de algunas de nuestras ciudades? ¿Qué provoca todos los asesinatos, todos los suicidios y todas las demás cosas terribles de las que leemos todos los días en los periódicos?
El corazón del hombre es hoy como siempre ha sido. El hombre está en rebelión contra Dios y tiene una enfermedad llamada pecado. El pecado está en todos nosotros.
Recuerdo una vez que estaba predicando en Africa a un grupito de una tribu. Se me dijo que esa tribu no había oído mucho del evangelio, y quise presentar un sencillo mensaje evangélico. Así que prediqué sobre Juan 3:16 de la manera más simple que pude. Tratando de explicar Juan 3:16, empleé todas las ilustraciones en las que pude pensar que harían más claro el mensaje. Varias personas manifestaron que querían recibir a Cristo.
El domingo siguiente iba a predicar en la iglesia parroquial de Great St. Mary en la Universidad de Cambridge en Inglaterra, y pensé: «Voy a hacer una prueba. Voy a predicar en Cambridge el mismo sermón sencillo que prediqué a la tribu africana.» Y así lo hice. Ese domingo muchos de los estudiantes llegaron a conocer a Cristo como Señor y Salvador. Era una simple exposición sobre Juan 3:16. Sí, el corazón humano es igual en todas partes.
En cuarto lugar, el método de salvación no ha cambiado. El mismo mensaje que siempre ha transformado vidas transforma las vidas hoy. Leemos en Hechos 4:12: «Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombre, en que podamos ser salvos.» No hay otro nombre.
«Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.» Este versículo fue una piedra de tropiezo para mí por mucho tiempo. Pensé que en él alguien estaba diciendo: «Yo soy la personificación de toda verdad: ; la verdad científica, la verdad teológica y la verdad filosófica.» Mediante la fe acepté que El es lo que dice ser: el Camino, la Verdad y la Vida. Y nadie puede ir al Padre si no es por medio de Jesucristo.
Quizás usted tenga un pecado que necesita confesar. Tal vez necesita recibar a Jesucristo en su corazón como su Señor y Salvador. Pudiera ser que necesite estar dispuesto a renunciar a algo que Dios ha señalado y sobre el que ha dicho: «Si quieres tener plena comunión conmigo, eso tiene que desaparecer.»
¡Dios no ha cambiado!
«La voz del cual conmovió entonces la tierra, pero ahora ha prometido, diciendo: Aún una vez, y conmoveré no solamente la tierra, sino también el cielo.
«Y esta frase: Aún una vez, indica la remoción de las cosas movibles, como cosas hechas, para que queden las inconmovibles.
«Así que, recibiendo nosotros un reino inconmovible, tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia;
«porque nuestro Dios es fuego consumidor.»
¡Dios no ha cambiado!
gracias por aclararme unas dudas que tenia sobre la la verdad y la vida, bendiciones para ustedes.
Y si ya me case mmmmmm?