¿Qué es lo que impide la bendición del Señor en nuestras vidas? ¿Porqué a veces sentimos como una sensación de que no hay respuestas aunque oramos y clamamos a Dios? Todos alguna vez o en numerosas ocasiones quizás, nos sentimos así. Pero también es cierto que siempre hay una razón para lo que estamos viviendo.
En el Salmo 37:4 y 5, un siervo de Dios como es David, nos revela una llave que abre el corazón de Dios. Leamos con atención.
37:4 «Deléitate asimismo en Jehová,
Y él te concederá las peticiones de tu corazón.
37:5 Encomienda a Jehová tu camino,
Y confía en él; y él hará.» LOS SALMOS
A quién que ame profundamente a Dios no le gustaría saber como agradarle. Ese es uno de los mas profundos deseos en el corazón del verdadero creyente. David habia experimentado como intimar con el Señor de una manera especial. Si analizamos algunas de estas frases llegaremos a conclusiones verdaderamente excitantes que pueden cambiar el curso de nuestra vida de uno rutinario a otro de un fluir nuevo de vida diaria. Un gozo indescriptible y una convicción profunda de que los propósitos de Dios se cumplirán en nosotros (Sal. 138:8).
«Deleitarse en Jehová» significa descubrir el verdadero gozo y satisfacción en nuestra amistad con El -en Su intimidad y conversación—obras y presencia. Es como la expectativa de los enamorados. Cada hora parece corta para estar con la persona que amamos. Cada minuto es un pedazo de cielo. De la misma manera en nuestra comunión con El. Si El es nuestra delicia, entonces los deseos que se formen en nuestros corazones armonizarán con Sus deseos para nosotros.
«Encomendar nuestros, caminos a Jehová» significa rendir completamente todas las cosas a El y en Su voluntad para nosotros. Cuando hacemos esto, El se encargará de que tal voluntad se cumpla en nosotros. Debemos buscar una experiencia mas profunda con El. Orar por un deseo mas profundo de pasar tiempo en su presencia. Así como el enamorado gime por estar con su amada. No puede pasar un minuto mas sin estar a su lado. Asi es el deleitarse en el Señor. No hay mejor tiempo. No hay mejor persona que El para intimar en oración y adoración.
En realidad, Dios puede otorgamos «los deseos o peticiones de nuestro corazón «, si en verdad nos rendimos a El como servidores consagrados. Si nuestros corazones están establecidos en El y se deleitan en hacer Su voluntad, entonces nuestras almas desearán más plenamente hacer lo que El quiere que hagamos.
Jesús también nos enseña este principio cuando dice: «Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho». (Juan 15:7). A medida que residamos en la presencia de Dios y meditamos en Su palabra diariamente, Sus deseos comenzarán a llenar nuestros corazones. Entonces podemos orar y pedirle que realice tales deseos y de seguro que lo hará, pues nuestros corazones están en armonía con lo que El quiere hacer por nosotros.
Dios quiere nuestra completa o total lealtad a El (2 Cr 16:9), a fin de que se muestre A Sí Mismo poderosamente a través de Sus siervos devotos. Nuestros corazones son malos y pueden tratar de engañarnos (Jer 17:9). No obstante, podemos, así como David, invitar a Dios a examinar nuestros corazones y a producir convicción para ver si reside en ellos alguna obra injusta, motivos y deseos injustos (Sal 139:23, 24). Entonces podemos someter esos deseos perversos a El en arrepentimiento.
Así, si le buscamos con sinceridad, El lo verá en nuestro corazón. Y tendremos total paz y confianza, de que cada día en su camino sera uno mas en el proceso de ver su mano de Padre amoroso, indicando el camino para alcanzar nuestros sueños. Cómo dice la canción: Mi obediencia es mi mejor adoración. Lo demás está seguro en sus manos. No esperes mas. Corre a tu habitación y ten un tiempo de encuentro con El. ¡El está a la puerta de tu corazón llamando! (Ap. 3:20).
Bendiciones, a todas las personas que Dios utiliza para que podamos alimentarnos de la palabra para hacer refeccionar y usarlas como herramientas en nuestro diario vivir.