«Aparta mis ojos de mirar la vanidad, y vivifícame en tus caminos». (Salmo 119:37).
Cuando el era muchacho, uno de sus pasatiempos favoritos era perseguir ranas junto a los bancos de una laguna que había cerca de su casa. No sabía de sus singulares poderes visuales, los cuales les permitirían eludir muy fácilmente.
Más tarde aprendió que el campo óptico de la rana es como una pizarra limpia, y que las únicas imágenes que recibe son objetos que le preocupan directamente.
Estos pequeños anfibios nunca se distraen con cosas que no son importantes, sino que son conscientes sólo de las cosas esenciales y de lo que pueda ser peligroso para ellos.
En la vida cristiana, a menudo nos inquietamos con cosas vanas del mundo. Dejamos que nuestra vida se llene tanto de preocupaciones materialistas e insignificantes que perdemos la perspectiva de las cosas que duran.
Las palabras del Señor no deben apartarse de nuestros ojos, sino que deben mantenerse siempre en nuestro corazón. Entonces nuestro campo de visión quedará limpio de cosas innecesarias, y veremos claramente lo que Dios quiere que hagamos.
Aprendamos de la pizarra de la rana y centremos la mirada en Cristo y en su voluntad para nuestras vidas.
Proverbios 4: 20-21 Hijo mío, está atento a mis palabras; Inclina tu oído a mis razones.No se aparten de tus ojos; Guárdalas en medio de tu corazón.
Tomado de: Nuestro Pan Diario 2005
principalmente en estos días la gente aparta su mirada del señor y se enredan en los que aceres de la vida y se buelven egoístas