Cuando tenía 8 años y recibí a Cristo en mi corazón, recuerdo que esto cambió mi vida, a pesar de mi corta edad, la sensación de lo que sentía dentro de mí, nunca se fue…y hasta mis juegos cambiaron, sin saber que sería profético.
Antes jugaba a la maestra y mis muñecas eran mis alumnos.
Después, jugaba a que predicaba y mi prima de 7 años era la congregación”… jugábamos después que terminaba la escuela bíblica hasta que mi tío nos pasara a buscar.
Me subía a la plataforma de la iglesia, donde había un púlpito en forma de cruz que me tapaba desde los pies hasta la cabeza, entonces, me subía a una silla para ver a mi prima Valeria sentada en el primer banco con la Biblia, ella sería la congregación:
“hermanos… bienvenidos…”
“amén…” (Decía ella)
“vamos a buscar en….”
(Me daba vuelta para leer en el cuadro que estaba detrás de mí)
“hechos 16:31…” (Aunque el versículo estaba escrito, le daba tiempo a Vale para que lo busque en su Biblia)
“leamos todos juntos, por favor…”
“cree en el Señor Jesucristo y serás salvo tú y tu casa”
“ahora pasen, les voy a orar”…
Y mi prima pasaba y yo le oraba el Padre nuestro que era lo único que me sabía.
Cuando era adolescente, soñaba ser predicadora, yo veía predicar a alguien y para mi era lo “máximo”, era como ver a Moisés o a un Santo!
Mis sueños se tornaron cada vez más fuertes, y no podía dejar de pensar y soñar que predicaba a muchas personas.
Iba a congresos, pasaba adelante en cada llamado y pensaba:
“Dios dame con todo! Tu poder, el cielo y los ángeles a mi lado para predicar”
A los 12 años me bauticé por agua y a los 13 ya tenía el bautismo en fuego… pero ¿Cuándo Señor, cuando yo?
El Espíritu Santo me preparó por años y años, en mi espíritu me liberó, en mi carácter me moldeó y mi primer prédica de 5 minutos fue a los 16. No recuerdo que dije pero si recuerdo como me temblaban las rodillas y balbuceaba… “estem… estem…”
Ahí supe que no estaba preparada, tenía miedo a la gente, “al público”.
Mi segunda prédica fue más bien un comentario.
El pastor preguntó: “alguien tiene algo para decir?”
Y nadie se levantaba, en ese tiempo le temíamos al púlpito, era DEL PASTOR!
Y pasé con mi Biblia, los jóvenes se me reían y susurraban, los adultos hicieron un bullicioso silencio y se sentía:
“gloria a Dios, gloria a Dios”
Hice alusión al día de reposo y critiqué a los hermanos que se quedaban a tomar mate en vez de ir a la reunión… y no se que mas… pero no pasé mas por mi propia cuenta.
Esperé hasta que Dios me dijo: “Naty, te invito a hablar con Mis palabras”
Y así fue que un buen día, mi pastor me llevó a predicar por 3 días a Santa Fe.
Yo tenía 25 años cuando empecé mi ministerio, o sea que pasaron más de 15 años hasta ese momento.
Me identifiqué con José, el soñador (génesis 37)
Éste joven al igual que yo, tuvo sueños en Dios, pasó por muchas cosas en su vida pero al final sus sueños se cumplieron.
Los sueños en Dios no pueden morir, puedes pasar años por pruebas, pero el final… para tu consuelo, los sueños serán cumplidos.
Le pasó a José, me pasó a mi y Dios sigue siendo fiel por eso se te cumplirán a ti.
Dios te bendiga hasta el fin.
Dios los bendiga por este mensaje, me alienta a seguir constante en mis sueños con el Señor porque se q El los cumplira
Gracias por compartir este mensaje, fue de gran aliento para mi,es un honor servirle al rey de reyes y señor de señores aunque no veamos las condiciones ni personales ni fisicas el hace posible lo imposible, gracias, bendiciones
Dios guarde prtoja y bendiga sus vidas sigan adelante