Hay personas que no toleran las comidas saladas, otras… las cosas dulces o empalagantes, otras personas no toleran el calor o el frío y otras como mi esposo no toleran la injusticia.
En mi caso, no puedo tolerar la falta de palabra de una persona.
Será porque mis padres me enseñaron a decir y cumplir lo que dije o prometí. Ellos me decían y hacían al pie de la letra lo que decían o me prometían… ya sea para castigarme o recompensarme.
Para mí es simple: dices y haces o te consideraré un “falluto” de primera clase, no tienes excusa alguna y si tienes una, seguro estás mintiendo. (claro que hay excepciones, circunstanciales de no poder cumplir lo prometido, pero escribo para las personas que se les ha hecho una mala costumbre o simplemente no les importa cumplir)
Quien no cumple, no tiene integridad, ni autoridad, ni honor.
Una persona digna de mi respeto es aquella que habla lo que necesita hablar y dice lo que hará y cumple.
Jesús era un buen ejemplo de que se puede cumplir sin excusas lo que se dice y aún más lo se promete.
La biblia dice en Mateo
7:24 Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca.
7:25 Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca.
7:26 Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena;
7:27 y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina.
Dios considera prudente a la persona que oye las palabras (de Dios o las suyas propias) y las cumple, le compara como una persona que vive sobre la roca, es decir una persona inconmovible, fundamentada y fuerte que por más problemas que tenga no caerá de su dignidad y honor.
Aquellas personas que se encuentran en “ruinas” son las que Dios llama insensatos, porque oyen las palabras (de Dios o las suyas propias) y no las hacen y debido a su falta de cumplimiento vienen los problemas con los demás, por tanto si te encuentras en esta situación deberías considerar tus promesas y palabras, porque nadie puede tener confianza o encargarte algo si no cumples lo que dices, primeramente a Dios y a la gente.
Muchas personas caen en el grave error de prometer algo por “quedar bien” con los demás en el momento, pero no consideran que a la larga, los demás, tendrán una opinión horrible de sus actos no concluídos.
Es de vida o muerte que respetes las palabras, tus propias palabras te edificaran o te destruirán.
Proverbios 18:21 La muerte y la vida están en poder de la lengua, Y el que la ama comerá de sus frutos.
Mateo 7:17 “Así que todo buen árbol da buenos FRUTOS, pero el árbol malo da FRUTOS malos”
Analiza, considera tus palabras, no defraudes, no prometas si no puedes cumplir.
Dios te ayude y te bendiga.
Es cierto se puede tolerar cualquier cosa de las personas pero el incumplimiento fastidia, la falta de veracidad, hace que una persona a la corta o a la larga pierda confianza ante los demás. Dios quiere que de nuestros labios salgan promesas,